martes, 23 de marzo de 2010

La gestión del optimismo 2 - María del Carmen Abraham

La gestión del optimismo como casi todo en la vida es el resultado de un proceso. Hablamos en el tema anterior que las personas terminamos siendo profetas de nuestro destino, pues nuestro enfoque interior modifica sustancialmente lo que nos rodea.

Si queremos optimismo en nuestra vida, en nuestro trabajo en nuestras organizaciones, debemos comenzar por generar realidad a raíz de nuestros pensamientos.
Todo resultado comienza con una expectativa. La expectativa trae cambio y el cambio no siempre se adopta con facilidad. Como seres humanos estamos predispuestos al cambio. El único ser humano que está dispuesto a un cambio inmediato es un bebe que acaba de mojar su pañal. Pero si podemos transmitir la creencia de que el cambio es bueno (dependiendo de la forma en que vendemos esa idea) entonces lograremos que la gente adopte una actitud diferente. Esta actitud llevara a las personas a modificar su comportamiento para finalmente obtener los resultados esperados.
Cual es la expectativa a partir de la cual debemos comenzar a generar un cambio positivo? El optimismo, de que se pueden hacer las cosas de una manera mejor, que podemos ganar mas y ganar todos, de que hay algo mejor para todos nosotros. Si cambiamos nuestra manera de pensar cambiara nuestra manera de vivir. Debemos de impregnar a las personas con una visión optimista y lograr crear una resistencia pero no al cambio sino que a abrazar la creencia corporativa con pasión. La creatividad es la clave para mejorar la actitud de las personas hacia el cambio. Alimente la creatividad en las personas y vera como cambia su actitud. Finalmente para afectar el comportamiento incentive el buen humor. Todo esto nos llevara a la consecución de resultados favorables.
Lograrlo es sumamente fácil. Solo requiere compromiso y disciplina. La razón por la que es fácil como dijo un amigo es “porque todo mundo se quiere subir en el tren de la alegría” Lo difícil es mantenerlo como una cultura corporativa.
De manera que llegamos a la gran pregunta: “como gestionar el optimismo?” Le tengo una receta de 10 cosas que podemos hacer para mantenerlo.  Comencemos por las primeras cinco para seguir en el próximo post con las cinco siguientes.

1. Lograr la satisfacción de las personas.
Esta se logra a través del reconocimiento. Cuando usted reconoce los logros individuales de una persona competente y comprometida con su trabajo usted logra animarla de manera tal que esta persona se convierte en un talento para su empresa. Creo que la gestión del optimismo debe comenzar por hacer de cada persona un talento, un líder dentro de la organización. Si usted es una persona que le gustan las matematicas, la ecuación para lograrlo es:
[Saber+Querer] x Sentir = Talento
La verdad de las cosas es que, si se pone a pensar en usted mismo, uno no aporta talento cuando no se siente valorado en un lugar.

2. Una nueva comunicación
Buscar nuevos significados dentro de la cultura empresaria. Es decir, signos en el ambiente que confirmen nuestra idea. Adoptar un nuevo lenguaje que elimine todo lo malo de nuestra organización. Como dice un dicho: “Una vez vencida la ignorancia, es irrenunciable la responsabilidad.” Cuando usted identifique las cosas que en su organización están mal, es responsabilidad suya ser un agente del cambio.

3. Liderazgo con Empowerment
Con demasiada frecuencia escuchan personas que les dicen a sus empleados: “yo no te pago por pensar!” Y esto es un error. Ha escuchado usted la frase que dice “El perro se parece a su amo?” pues de la misma manera ocurre con las personas. Uno enseña lo que uno sabe pero uno produce lo que uno es. Y si usted trata a sus subalternos como brutos pues como dicen los norte americanos: “ la manzana no cae lejos del árbol” El cambio comienza cuando entendemos que cada ser humano que está debajo de nosotros no es un subalterno. Le debo su autoestima, su respeto y su orgullo personal.

4. Conexión y Cohesión.
La maravilla del talento se da cuando logramos conexión y cohesión. Pero si no hay confianza no logramos conexión y cohesión. Necesitamos generar espacios de cohesión en las empresas. Para lograr conexiones inquebrantables, debemos promover el compartir y socializar. Esto también genera talento pero no individual, sino colectivo. Y si hay algo mejor que tener un talento eso es tener un equipo de talentos.

5. Medir la actitud.
La vida no es tanto como una montaña rusa de altos y bajos. Creo mas bien que es como un espiral que puede ser positivo o negativo. Y debemos saber siempre el rumbo que lleva nuestro espiral. Este es negativo cuando comienza con un estado de ánimos negativo. Se agudiza con pensamientos pesimista, se exacerba con un estado de ánimo depresivo y el grado superlativo es la depresión profunda que puede conducir al suicidio y la muerte de una persona.
Por otra parte, el espiral es positivo cuando comienza con la expectativa crece con las creencias que dirigen un cambio de actitud y trascienden hacia la capacidad ampliada de acción para modificar comportamientos y lograr resultados favorables.
Para iniciar un espiral positivo debemos crear esa expectativa de optimismo mediante la búsqueda y adopción de símbolos que cambien el clima laboral.
Los humanos somos seres simbólicos. Asignamos valor a un símbolo y nos aferramos a él. Por ejemplo: ¿Que tiene de diferente el primero de Enero del resto de los demás días del año? La respuesta es nada. Es igual a todos los otros días. Tiene las mismas veinticuatro horas. La diferencia es que para nosotros significa el primer día del año.
Busquemos símbolos que nos ayuden a cambiar el clima de las organizaciones. Transformar el clima es muy importante porque conduce a las directivas organizacionales a crear políticas que modifican la cultura. Si cambiamos el clima, estaremos logrando cambiar toda una estructura. Pues las organizaciones cambian en función de lo que estudian, analizan y cuestionan. Y si perciben un cambio en el clima, cambiaran también las políticas que regulan una cultura.
Gestión del Optimismo
Un modelo organizacional creado por María del Carmen Abraham
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