domingo, 30 de marzo de 2008

Pataleando

Una ranita salió con su amiga a recorrer la ciudad, aprovechando los charcos que dejara una gran lluvia. Las ranitas sienten una especial alegría luego de los grandes chaparrones, y esta alegría las induce a salir de sus refugios para recorrer el mundo.
Su paseo las llevó más allá de las quintas. Al pasar frente a una chacra de las afueras se encontraron con un gran edificio que tenía las puertas abiertas. Y llenas de curiosiddad se animaron mutuamente a entrar. Era una quesería. En el centro de la gran sala había una enorme tina de leche. Desde el suelo hasta su borde, un tablón permitió a ambas ranitas, trepar hasta la gran olla, en su afán de ver cómo era la leche.
Pero calculando mal el último saltito, se fueron las dos de cabeza dentro de la tina, zambulléndose en la leche. Lamentablemente pasó lo que siempre suele pasar: caer fue una cosa fácil; salir era el problema. Porque desde la superficie de la leche hasta el borde del recipiente, había como dos cuartas de diferencia, y aquí era imposible ponerse en vertical. El líquido no ofrecía apoyo, ni para erguirse ni para saltar.
Comenzó el pataleo. Pero luego de un rato la amiga se dio por vencida. Constató que todos sus esfuerzos eran inútiles, y se tiró al fondo. Lo último que se le escuchó fue "Glu-glu-glu", que es lo que suelen decir todos los que se dan por vencidos.
La otra ranita, en cambio, no se rindió. Se dijo que mientras viviera seguiría pataleando. Y pataleó, pataleó y pataleó. Tanta energía y constancia puso en su esfuerzo, que finalmente logró solidificar la nata que había en la leche, y parándose sobre el pan de manteca, hizo pie y saltó para afuera.
Mamerto Menapace - Madera Verde - Ed. Patria Grande - Buenos Aires
Esta Reflexión, que solía leerles a mis alumnos para hacerles notar que siempre debemos seguir luchando, y que se puede adaptar perfectamente a muchas de las situaciones por las que pasamos en nuestra vida, se la dedico especialmente a mis compatriotas argentinos, para que no decaigan en sus esfuerzos de seguir pataleando por aquello que consideran injusto. Ya vendrán nuevos momentos en que se solidifique la nata y podamos salir con nuevos bríos.

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