jueves, 1 de abril de 2010

Ser innovador

Recorre el cuerpo esa algarabía inquieta que surge cuando se descubre que una idea bulle en la cabeza pugnando por salir. Buscar corriendo un modo de registrarla para ver después que es absolutamente genial. Embriaga la pasión por eso nuevo, que antes no existía y decide uno llevarlo a la práctica. Ahí se produce el salto milagroso entre la creatividad y la innovación.

Presenta uno la idea, el modelo, con los ojos iluminados y la respiración entrecoratada.
Mira alrededor y descubre los entusiastas y los cómodos. Los que respiran con ritmo y los que empiezan a pensar los fallos y dificultades.
Recuperar la fuerza para convencer, persuadir o simplemente evitar la frustración.
Ser innovador no es un camino fácil. Las resistencias al cambio, como modo de proteger el status quo, están muy arraigados en quienes quieren proteger su comodidad y seguridad a cualquier precio.
Ser innovador es la lucha del gusano por convertirse en mariposa. Mientras más duro e el camino más chances tiene de ver sus coloridas alas desplegadas al viento.
Ser innovador no fue fácil nunca. Pero gracias a Dios nunca se dieron por vencidos. ¡Seguiríamos en el retraso si así no hubiera sido!
Ya Macchiavello recoge en "El Príncipe" la vida de un innovador. No te pierdas ni una palabra:

"... Pues debe considerarse que no hay nada más difícil de emprender, ni más dudoso de hacer triunfar, ni más peligroso de manejar, que el introducir nuevas leyes. Se explica: el innovador se transforma en enemigo de todos los que se beneficiaban con las leyes antiguas y no se granjea sino la amistad tibia de los que se beneficiarán con las nuevas. O tibieza en estos, cuyo origen es, por un lado, el temor a los que tienen de su parte a la legislación antigua y, por otro, la incredulidad de los hombres que nunca se fian en las cosas nuevas hasta que ven sus frutos. De donde resulta que, cada vez que los que son enemigos tienen oportunidad para atacar, lo hacen enérgicamente y aquellos otros asumen la defensa con tibieza, de modo que se expone uno a caer con ellos. Por consiguiente, si se quiere analizar en esta parte, es preciso ver si esos innovadores lo son por sí mismos o si dependen de otros; es decir, si necesitan recurrir a la súplica para realizar su obra o si pueden imponerla por la fuerza. En el primer caso, fracasan siempre y nada queda de sus intenciones, pero cuando solo dependen de sí mismos y pueden actuar con la ayuda de la fuerza, entonces rara vez dejan de conseguir sus propósitos".

¡Súbete conmigo al camino de la innovación sostenida! No es fácil, pero es nuestro llamado. Transformar el mundo en un lugar mejor.
Es por eso que la gestión del optimismo requiere innovadores. El optimista es un creativo, un innovador nato. No puede existir innovación sin optimismo, ya que el pesimista está facultado para encontrar los fallos, solo los fallos y nunca la mariposa que se esconde en cada idea.

Si quieres innovar... ¡te invito!

María del Carmen Abraham
MSR Consulting Group
http://www.msr.es/
marita@msr.es


Creadora del modelo Gestión del optimismo
gestiondeloptimsmo.blogspot.com

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