jueves, 1 de abril de 2010

El optimismo es un acto político

La reponsabilidad de los que mandan no se limita a conseguir resultados. El cómo es esencial, la orientación al proceso garantiza que lo bueno se pueda repetir.


 
Gestionar el optimismo tiene que ver con incidir en la cultura de la organización. Ayudarla a abandonar los caminos de una empresa tóxica para convertirse en un buen lugar para trabajar.

 


Una herramienta excepcional para lograr este cometido es incluir el optimismo como acto político:

 
  • El líder debe ser consciente que está siempre en un escenario. Su preocupación contagia intranquilidad, su optimismo lleva calma y así las personas pueden acceder a lo mejor de sí.
  • Generar experiencias en la empresa que sirvan como anclaje positivo: reuniones para celebrar los éxitos, boletín de buenas noticias, carteles con un mensaje que ponga en contacto a las personas con su propia grandeza
  • Aprovechar cada comunicación para conectar con el valor de las personas en la organización: agradecer, reconocer, destacar los méritos.

 Piensa en cómo llevar optimismo a tu trabajo. No lo hagas como una forma superficial de sonreír sino como un motor que impulsa los buenos resultados.

 

María del Carmen ABraham

Creadora del modelo de Gestión del Optimismo

gestiondeloptimismo.blogspot.com
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