miércoles, 3 de septiembre de 2008

Liderazgo Femenino

(Base del artículo escrito por mí y publicado en la revista Yo Dona, que sale con El Mundo de los sábados)
Los hombres y las mujeres no somos iguales… ¡que quede claro! Las personas tenemos todas los mismos derechos, pero eso no significa que seamos iguales. Y el liderazgo femenino no está exento de estas diferencias: lo ejercemos en forma diferente y esto trae grandes ventajas para las empresas que nos contratan.
La mujer tradicionalmente ha tenido el rol de administradora del hogar. Durante la revolución industrial, ingresó también en las fuerzas laborales y desde entonces no se ha detenido en su desarrollo empresario. Durante el Siglo XX (¡sí, el que ya se fue!) avanzó mucho, conquistando capacidad legal, acceso a una educación universitaria y de postgrado y ascenso paulatino en los puestos de responsabilidad de muchas empresas y organizaciones. Todavía somos minoría en las altas esferas (que no nos engañe el hecho que en España seamos mitad y mitad en el gobierno), pero sin duda nuestro aporte es de gran valor para las empresas en las que estamos. ¿Por qué?
Desde pequeñas las mujeres hemos tenido permiso para utilizar nuestro hemisferio derecho a voluntad: nuestra creatividad, nuestra sensibilidad, nuestra intuición. Este hemisferio, que hombres y mujeres compartimos, a ellos les ha quedado casi “vedado” en su educación: “debes ser fuerte, no llores como una nena, tú eres el hombre de la casa….”. El hombre ha aprendido a reprimir, a que no está bien manifestar sentimientos, a que su sensibilidad queda “colgada” junto con su abrigo cuando ingresa a la empresa. Aprende, en otras palabras, a ser “duro”.
Todo eso estaba muy bien cuando las empresas dependían fundamentalmente de sus recursos físicos. Sobraba la oferta laboral y solo tenían empresas las grandes fortunas. Hoy no es así, en la era del conocimiento las empresas tienen dificultades a la hora de retener a los mejores. Los “talentos” buscan un buen salario, por supuesto, pero también una empresa en la que poder desarrollarse, con un clima agradable y que tenga en cuenta su calidad de vida.
Las mujeres líderes llegan a la empresa acompañadas de sus valores. Entienden a la perfección la necesidad de equilibrar entre trabajo y hogar. Han entrenado su sensibilidad a lo largo de los años y no temen mostrarla y utilizarla a favor de su organización.
Tenemos más fácil desarrollar la inteligencia emocional y no tenemos integrar las emociones en nuestro día a día. Esto nos ayuda a comunicarnos con nuevos y mejores recursos. Las empresas necesitan líderes francos, confiables, con la humildad necesaria para formarse permanentemente. Líderes comprensivos, que dejen de lado el “ordeno y mando” tan común en las organizaciones jerárquicas y piramidales que otrora funcionaron.
Otro elemento fundamental es la capacidad femenina de ser “multitarea” (no tengo que recordaros la incapacidad de nuestros hombres para mascar chiclets y caminar al mismo tiempo o para ver los calcetines en el lado derecho del cajón). Las mujeres nos adaptamos con admirable prontitud a multiplicidad de roles (madre, esposa, empresaria, ama de casa). Podemos alcanzar la integralidad en nuestras vidas sin perjudicar ninguno de nuestros papeles fundamentales… si sabemos organizarnos.
Claro que también hay obstáculos para que las féminas podamos desarrollar todo este potencial de líderes. Algunos de ellos los ponemos nosotras mismas, especialmente cuando tratamos de imitar el modelo masculino o de “endurecernos” para poder estar a su altura. Perdemos entonces lo mejor que podemos entregar. Otros obstáculos provienen del entorno, especialmente de estereotipos creados o el efecto “techo de vidrio”. Este término fue acuñado por Ann Morrison, autora de múltiples relacionados con la diversidad en el mundo de la empresa, como “Discriminación laboral” y “Rompiendo el techo de cristal”. ¿Qué es el techo de cristal? Esa barrera transparente, que en ocasiones parece que no existe, que permite ver dónde podemos llegar pero no llegaremos, porque nos detiene una discriminación muy sutil contra las mujeres. Es algo que no está escrito. Nada, en teoría, está en contra de que las mujeres lleguemos a puestos de gran responsabilidad. Si preguntamos en cualquier empresa, todo el mundo está a favor. Sin embargo, en los puestos de alta dirección las mujeres escasean. Veamos, si no, las estadísticas. Si consideramos el número de mujeres que están presentes en los Consejos de Administración de las Empresas Ibex 35 (las empresas más importantes de España y que cotizan en bolsa), los resultados son los siguientes: De 35 empresas, solo dos tienen como Presidente a una mujer (5.41 %); sólo hay una mujer vicepresidente (2.56 %). De 417 Consejeros que tienen estas empresas solo 12 son mujeres (2.88 %). Datos recogidos de la Comisión Nacional de Valores y elaborados por el Ministerio de Trabajo y Acción Social.
La situación mejora en el ámbito público, por lo menos en el “escaparate”. De 16 ministros en España la mitad son mujeres. Sin embargo, en las Secretarías de Estado, solo 3 de 25 Secretarios pertenecen al sexo femenino (12%). Donde las mujeres vamos ganando firmemente en las estadísticas es en la creación de empresas. Pero de esa mujer emprendedora y empresaria nos ocuparemos más adelante.
Pero entre los mandos intermedios esta situación cambia. Más y más mujeres están en gerencias y jefaturas, aunque no tenemos estadísticas para mostrarte todavía.
En definitiva, querida amiga mía, la base de tu liderazgo es el auto-liderazgo. Simplemente utilizando aquello que ya sabes, esa intuición que te ayuda a educar a tus hijos; esa voluntad férrea que has desarrollado para estar donde tienes que estar y ocuparte de más de una cosa al mismo tiempo; esa sensualidad que te permite acercar posiciones y negociar con éxito; esa pasión contagiosa que impulsa a tu entorno a una visión compartida…. Todos estos elementos la organización los necesita y tú los tienes. ¡Hazlos valer! ¡Que el mundo les conozca!

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Cuanto tiempo Marita, felicidades por el blog, los artículos son estupendos. Me agrada especialmente este del liderazgo femenino. Participé en el Programa Optimus de la Francisco de Vitoria en el 2006 donde nos conocimos, un mes después de finalizarlo dejé la beca en Acciona para incorporarme a un puesto de técnico en un departamento de Administración de Repsol y en menos de un año me hicieron Gestor del mismo y desde entonces he sido testigo del esfuerzo de muchas mujeres por hacerse un hueco en un mundo de hombres sobre todo en niveles directivos, de como en los mismos niveles las mujeres dan mucho más (sobre todo en cuanto a dedicación y tiempo, sacrificando en muchos casos su vida personal) para ser igual de reconocidas que los hombres. Comparto contigo que también somos nosotras mismas las que nos ponemos obstáculos a este progreso pues del mismo modo soy testigo diariamente como hay otro tipo de mujeres que ponen "zancadillas" al esfuerzo de otras muchas ausentándose del trabajo cada dos por tres porque tienen que hacer cosas en casa o con los niños, soy consciente que compatibilizrlo en terriblemente difícil pero cuando se es madre trabajadora las dos cosas son importantes y la familia es cosa de dos, de hombres y mujeres, quizá este es otro de los problemas: ¿hasta qué punto el hombre es consciente de esto? ¿de qué nuestro puesto dentro de la empresa y carrera profesional son tan importantes como los suyos?o mejor ¿realmente todas las mujeres les hacemos ser conscientes de ello?

carlos sarmiento dijo...

Maravillosa mujer y princesa extraordinaria definitivamente eres una bendicion de Dios, eres un pequeño perfume llamado a trastornar el mundo con tus palabras, y a construir vidas inigualables.

Unknown dijo...

Hola Martia: hace un tiempo nos contactamos por "empresas de familia" Creo que tu blog va a resultar un exito ya que configura un espacio compartido para aportar ideas . Felicitaciones. Lic.Balbino Buján, Mar del Plata Argentina.